
Cuenta la leyenda que el jabón fue descubierto accidentalmente en Roma por las mujeres que lavaban su ropa en las aguas del río Tiber, a los pies del monte Sapo. Una sustancia que bajaba mezclada con las aguas del río hacía que tanto sus manos como las ropas que lavaban, quedaran mucho más limpias.
En la cima del monte Sapo se efectuaban sacrificios de animales a los Dioses, la grasa animal, mezclada con las cenizas de las incineraciones eran arrastradas monte abajo por las lluvias y se mezclaban con otros materiales que componían el suelo arcilloso. Esta sustancia compuesta por ácidos grasos (grasa animal) e hidróxido de potasio (ceniza y agua) dan lugar al jabón.
El proceso químico, que da lugar al jabón se denomina SAPONIFICACION, es muy probable que el origen de esta palabra venga justo de ahí, del MONTE SAPO.
En la modernidad, los descubrimientos científicos, junto con el desarrollo de la energía para operar las fábricas, hicieron de la manufactura del jabón una industria importante. La amplia disponibilidad del jabón hizo que pasara de ser un artículo de lujo a una necesidad diaria. Como toda producción en masa, entran en juego químicos y otros componentes para su conservación, mejor explotación de la materia prima, aromas artificiales y demás ingredientes para hacerlos más atractivos a la venta, lo que nos deja como resultado un producto sintético con escasas propiedades para el cuidado de la piel y la salud.
Hoy en día estamos más en conocimiento del daño que nos produce a nosotros y al ambiente, el consumo de este tipo de productos. Cada vez con más fuerza, hay una tendencia a lo sustentable y lo natural, que nos lleva a utilizar y hasta elaborar nosotros mismos, los productos de cuidado personal, usando insumos poco procesados y todo aquello que nos brinda la naturaleza. De esto obtenemos no solo un producto menos perjudicial, sino que por el contrario, altamente beneficio para nuestra salud física y emocional, al incorporarle las propiedades de extractos, aceites esenciales puros, hierbas deshidratadas, cáscaras frescas y un sinfín de elementos naturales, al alcance de nuestra mano.
